Hace pocas fechas y como consecuencia de la huelga de los trabajadores del metro de Madrid, se suscitó una polémica peligrosa e interesada desde los medios de comunicación y profesionales de la política. Resumiendo, venían a decir que lo de los trabajadores era poco menos que un crimen al no respetar los servicios mínimos. Claro, todo esto poniendo el micrófono a ciudadanos y ciudadanas que de verdad sufrieron las consecuencias de la huelga, para posteriormente servir como excusa para plantear la revisión del derecho de huelga en algunos sectores. Yo creo que esto es indignante porque a dichos trabajadores se les plantea la reducción de su sueldo y no han tenido otra salida que la huelga. Y en esa huelga los primeros que pierden son ellos. Pocos micrófonos recogieron que en infinidad de ocasiones dichos trabajadores, al igual que otros muchos, cubrieron unos servicios máximos que se cargaban los efectos mínimos de su huelga y que tras recurrirlos en los tribunales, estos les daban siempre la razón tres o cuatro meses después de finalizada. Pero claro, este no es el debate que interesa a los poderes económicos y políticos. El debate es la división de los y las trabajadoras. Hacernos creer que, efectivamente, trabajadores como los del metro deben tener restringido al mínimo su derecho a la huelga para no perjudicar al resto de los trabajadores. Y por ahí se empieza para justificar luego que también habría que aplicarlo sobre los trabajadores del transporte, porque los comercios se quedarían sin abastecer, o sobre los de las gasolineras, porque no podríamos llenar nuestros depósitos o sobre los basureros y limpieza, por nuestra salud e higiene… Muchas veces decimos que vivimos en una sociedad cada vez más individualista e insolidaria, y es normal, ya que el objetivo del capital y los políticos es tomar medidas de este tipo para seguir agrandando la división y la insolidaridad. Bajan los sueldos al funcionariado y nos hacen creer que está bien. Bajan los sueldos a los del metro y nos dicen que también es necesario. Nos suben los impuestos y nos aseguran que es por nuestro bien. Mientras la banca, Iberdrola, Petronor… siguen ganando escandalosos beneficios, nosotras y nosotros debatiendo sobre si los del metro se han pasado o aplaudiendo el recorte a los funcionarios. Es penoso, pero hay veces que fijamos más la atención en las vidas de Belen Esteban, futbolistas o politiquillos de turno que en lo que hacen con las nuestras. Al menos de eso es de lo que más se habla en la plaza y bares. ¡Más vale que espabilemos!
Una trabajadora más.
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