Por otra parte, también nos sirve para conocer personalmente a los componentes de los diferentes grupos de trabajo que funcionan en el Ayuntamiento. Este conocimiento personal ayuda a intercambiar opiniones en un clima más distendido y cercano.
Una vez realizada la primera ronda de contactos, donde supongo se han recogido un gran número de sugerencias de todo el municipio, estimo que sería bueno un segundo contacto en el que el Ayuntamiento presentase el listado de temas clasificando los asuntos por grupos como podrían ser: a) los de fácil resolución por su simplicidad y bajo presupuesto; b) los que requieren mayores estudios por parte de los técnicos competentes, aprobación de presupuestos, etc.; c) los que dependen de otras instituciones o de colaboración de las mismas. Si se realizaran los del tipo a) seguramente se quitarían de la lista el 80 % de los asuntos a realizar.
No cabe duda que hay unas prioridades que habrá que seleccionar adecuadamente a las cuales habrá que hacer frente, buscando las formas de financiación precisas, ya que en mi opinión no se pueden dejar -y me estoy acordando del problema del agua- tal como se informó en la citada reunión con la expresión de que “para Arrankudiaga este año es el año del agua”. El agua que se recibe en las viviendas debe estar garantizada como potable y ya sabemos todos que al menos en algunos barrios no cumple tal condición.
Por mi parte, espero esta segunda reunión con las conclusiones del equipo de gobierno y el plan de trabajo futuro con los proyectos que sean viables y trataré en la medida de lo posible aportar de manera positiva lo que considere una necesidad del pueblo, bien sea en otras reuniones de este tipo o directamente en el Ayuntamiento.
José Luis (Koldo) Bilbao Arrospide.
IMPONEN SU BANDERA
Hablan de normalidad democrática cuando deberían decir imposición. ¿Cómo se puede calificar sino el hecho de que en un pequeño pueblo como el nuestro se obligue a colocar la bandera española en su ayuntamiento? Es más, tal como nos tiene acostumbrados la España de siempre, dicha imposición viene acompañada de amenazas y medidas represivas.
Amenazan a Itziar y al resto de los componentes de la corporación con ser inhabilitados pero también con mandar a la ertzantza a cumplir la orden de "izar la española". Todo esto bajo el aval de constitución y jueces españoles que son al fin y a la postre los que otorgan el rango democrático a la imposición.
En Arrankudiaga y Zollo existe una abrumadora mayoría social y política representada por fuerzas abertzales que no siente como propia una bandera que tanto sentimiento de dolor y sufrimiento simboliza. Además exigir que un símbolo ajeno presida la institución de otro pueblo, por mucho que pese a los españoles, no es sino un acto colonialista.
Creo que sería bueno que respondiéramos como pueblo ante semejante provocación. Con serenidad pero con contundencia y sin tener como objetivo enfrentar símbolos, sino dejar bien claro lo fundamental, es decir, qué bandera nos obligan a poner y qué bandera sentimos como propia.
Sugiero que por encima de siglas o de protagonismos políticos, los vecinos y vecinas de Arrankudiaga y Zollo deberíamos ser partícipes en una posible respuesta que sirva a su vez para arropar a nuestros representantes municipales bajo la amenaza de suspensión de cargos.
IMPONEN SU BANDERA

Amenazan a Itziar y al resto de los componentes de la corporación con ser inhabilitados pero también con mandar a la ertzantza a cumplir la orden de "izar la española". Todo esto bajo el aval de constitución y jueces españoles que son al fin y a la postre los que otorgan el rango democrático a la imposición.
En Arrankudiaga y Zollo existe una abrumadora mayoría social y política representada por fuerzas abertzales que no siente como propia una bandera que tanto sentimiento de dolor y sufrimiento simboliza. Además exigir que un símbolo ajeno presida la institución de otro pueblo, por mucho que pese a los españoles, no es sino un acto colonialista.
Creo que sería bueno que respondiéramos como pueblo ante semejante provocación. Con serenidad pero con contundencia y sin tener como objetivo enfrentar símbolos, sino dejar bien claro lo fundamental, es decir, qué bandera nos obligan a poner y qué bandera sentimos como propia.
Sugiero que por encima de siglas o de protagonismos políticos, los vecinos y vecinas de Arrankudiaga y Zollo deberíamos ser partícipes en una posible respuesta que sirva a su vez para arropar a nuestros representantes municipales bajo la amenaza de suspensión de cargos.
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