He de reconocer que en alguna ocasión he mandado algún artículo a Ezkurra, pero este sobre las elecciones municipales quizá de entre todos sea el que más me ha costado escribir.
Pensareis con acierto que tras los resultados obtenidos por Bildu lo que digo no deja de ser cuando menos chocante. Pero os quiero reiterar mi sinceridad confesándoos que a pesar de que mi primera intención fuera escribir sobre la campaña electoral, una multitud de ideas, sensaciones, recuerdos… se han ido solapando a tal velocidad que temo de veras hasta por el resultado del artículo.
Escribir sobre programas u objetivos es fácil, lo realmente difícil es hacerlo sobre las emociones. Y a mi me resulta igualmente complicado intentar trasmitiros la emoción de sentir que tanto esfuerzo ha valido la pena. Que a pesar de escribir muchas veces con tremenda ilusión, no es menos cierto que por momentos he sentido el lógico desánimo de la que no sabe si de algo ha servido. ¿O cómo describir que en esos instantes de alegría quieres que tu satisfacción se trasmita con profunda intensidad y a toda costa hacia quienes se encuentran encerrados o tan lejos? Estoy hablando de la mala pasada que te juegan los sentimientos acercándote a amigos que te han arrebatado, que lo han dado todo. Esos amigos sin cuyo esfuerzo ahora yo no estaría viviendo esto. También siento que casi nada hemos obtenido y sin embargo hemos dado un gran paso. Es posible que pueda pareceros contradictorio lo que digo, pero creo que así se escribe la historia de los pueblos. Y más aún de los pequeños.
No quisiera que nadie interpretara lo que digo como algo dictado por un arrebato de euforia. Muy al contrario creo que no van conmigo ni con los míos los alardes y mucho menos los desprecios. Porque la entrega, el sufrimiento, la ilusión, las ganas y sobre todo la confianza en este pueblo no dejan que el rencor o el miedo tengan espacio entre mis emociones.
Os digo con franqueza que ahora, mientras escribo estas líneas, me entusiasmo solo con pensar que vamos a poder contar con la oportunidad de hacerlo de otro modo.
Quizá sea porque, a diferencia de aquello que podemos ver, con una canción conectamos cada uno a nuestra manera con lo que en ella se cuenta. Pero hay canciones, muchas canciones que son capaces de narrar y trasmitir profundas emociones. Y yo ahora, para acabar, quiero compartir con vosotras y vosotros estas letras del cantautor cubano Silvio Rodríguez: “Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad”.
Betikoentzat
Huelga en comedores
¡Es impresionante! Cada vez que un grupo de trabajadores o trabajadoras se declara en huelga, es cada día más normal escuchar al representante político o tertuliano de turno achacar a dichos trabajadores los perjuicios que generan en la “sociedad”. Y lo peor es que la cosa “cala” entre nosotros, claro. Los mismos políticos que nos estafan, los mismos ineptos que nos han abocado a esta lamentable situación laboral y económica, se permiten el lujo de achacar en este caso a las trabajadoras de comedores infantiles los problemas que se crean en las familias con críos. ¡Como si a las trabajadoras les gustara hacer huelga! ¡Como si ellas no fueran las más perjudicadas! ¿Por qué la administración y las empresas se niegan a cualquier mejora, o incluso a hablar, sino es hasta forzar a los trabajadores a adoptar posiciones de fuerza? Pero servida la polémica, hay más gente quejándose por su “problema personal” que por conocer las demandas de las trabajadoras. Como digo, lamentablemente, cada día van consiguiendo que cale la idea de que la huelga es un derecho más al que los trabajadores debemos renunciar. “Hoy no pueden hacer huelga las trabajadoras de comedores porque me crean un problema familiar; mañana no podrán hacer huelga en las gasolineras porque necesito el coche para trabajar; pasado mañana no podrán hacer huelga en el transporte porque necesito que la tienda esté abastecida o coger el metro…”. Uno llega ya a plantearse si algún día no se nos negará incluso el derecho a la queja. Además, este peligroso y demagógico discurso lo aplican cada día más y más a toda demanda laboral, generando una división cada vez mayor entre la clase trabajadora, a la vez que promulgando valores como el individualismo.
En Arrankudiaga y Zollo, la huelga en el comedor de la escuela la han secundado de manera permanente dos trabajadoras. Fruto de esa huelga se han conseguido mejoras laborales y económicas para todas. Pero que no le quepa la menor duda a nadie que la administración y las empresas no se hubieran planteado ceder en ningún caso sino se hubiera mantenido dicha posición de fuerza. Creo que también es justo decir que, en el caso de Arrankudiaga y Zollo, lograr lo que es positivo para todas ha generado en ambas trabajadoras mayores perjuicios que para el resto. En algunos centros escolares la reflexión colectiva ha llegado hasta el punto de tomar alguna medida por parte de todas para minimizar sus efectos. Pero que nadie piense que me refiero exclusivamente al apartado económico, que también. Personalmente consideraría una medida justa y responsable cualquier manifestación solidaria. La solidaridad se puede demostrar de múltiples formas y maneras y creo que sin duda es el más valioso de todos los medios con que contamos trabajadores y trabajadoras.
Aurrera eta zorionak!!
Guraso bat
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