ZUEN IRITZIA:

PITADA FINAL

Mal van las cosas entre la clase política y mediática española cuando traducen la monumental pitada de la final de copa entre Athletic y Barça como una ofensa a los españoles. Me explico: cuando miles y miles de personas que se consideran solo vascos o catalanes se reúnen o concentran en torno a un acontecimiento de masas festivo, cultural, deportivo o político, afloran sin duda los sentimientos comunes de ciudadanos y ciudadanas que ven como su derecho a decidir y el respeto de su voluntad son continuamente rechazados por parte del estado español. Es más, dicha falta de respeto no está exenta de insultos, menosprecios y utilización de leyes “ad hoc”.
La grandísima mayoría de quienes silbaron al himno y al monarca lo hicieron como muestra de rechazo a lo que representan para el pueblo vasco y el catalán. Al himno, por su simbología, y al rey, por ser la máxima figura del estado. Claro que junto a él pudimos ver una representación militar, policial y política española que “animaban” a silbar aun con más ganas.
Ahora, una vez más, los “grandes estadistas” españoles entran como elefante en cacharrería y amenazan con multas y con elaborar nuevas normas o leyes que eviten mediante medidas represivas que este episodio se repita. Seguro que a más de uno o de una se le ha pasado por la cabeza proponer que ni Barça ni equipos vascos jueguen la final. Vamos, que una vez más pretenden poner puertas al campo y en vez de afrontar de verdad el problema de fondo (falta de encaje de Cataluña y Euskal Herria en el estado español), tenemos editoriales y tertulias plagadas de insultos y tergiversación para rato. Al PP le viene bien para desviar su batacazo electoral y al PSOE le toca jugar una vez más su patético papel de seguirles el juego cuando de “defender” España se trata. Sobre las editoriales y tertulias españolas mejor no hablar. ¡Menos mal que dicen no ser nacionalistas!
Señores y señoras, mientras equipos vascos y el Barça coincidan en una final con himno y rey españoles incluidos, no podrán evitar que en los partidos la manifestación mayoritaria sea la de rechazar a ambos. Hoy silbando y mañana de otra manera, pero siempre evidenciando el rechazo.                        

Uno que silba